UNA HISTORIA COMUN
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Recién llegado al mundo, y con a penas minutos de vida el niño
ya identifica el color que baña su cuerpo y sin dudarlo comienza
a llorar a gritos, las enfermeras lo comprenden y de inmediato lo bañan
para sacarle esa cosa roja que al niño ya le comienza a dar asco. Enseguida sus parientes que lo quieren conocer le llevan regalos que al niño parecen gustarle, los escarpines celestes, el saquito blanco, el babero celeste y así comienza su amor por los colores. Su padre le canta las hermosas canciones de cuna que al niño lo hacen soñar, sin cesar y emocionado se escucha a su padre entonar con vos ronca pero dulce ese eterno canto... la acade... y la acade. Ya cumplido el primer año de vida y con la celeste y blanca pegada al cuerpito el niño corre detrás de la pelota; Muchos parientes han intentado ya cambiar su rumbo enseñándole a decir Boca o River pero el niño solo dice la acade; después de unos años se cumplirá el sueño de esos parientes que atentos escuchan que el niño repite Boca..., River... y enseguida se escucha a continuación ese famoso "CACA" que le enseño su padre. Con solo 5 años el niño ya tiene muchas experiencias vividas en los hombros de su padre, que sin entender de peligros lleva en contra de la opinión de su madre a ese futuro hincha a la cancha y se babea con su hijo cuando lo ve corear las canciones de la hinchada. Duros son los años que le esperan a ese niño, ya va a la escuela, donde se encuentra con compañeritos que aprendieron a decir campeón antes de aprender el nombre del club de cual serán hinchas y que solo se acuerdan de él cuando salen campeón. Pero algo lo diferencia del resto, a pesar de no haber sido nunca campeón, sabe mucho mejor que los demás lo que es una fiesta. Pasan los años y ese amor crece de una forma vertiginosa, lo que de chico le parecía un juego de grande se hizo parte de su vida. Hay algo que a ese pibe lo diferencia de los demás, a pesar de que todavía y con 21 años no lo vio campeón, a pesar del descenso, a pesar de una quiebra, de problemas institucionales, y de miles de piedras que se cruzaron en su camino, ese pibe fue mas veces a la cancha que cualquiera de sus amigos, ese pibe no se saco jamás la camiseta, siempre puso el pecho a la adversidad, fue al congreso a demostrar su amor, fue a una cancha cuando no hubo partido, participo de una misa y siempre incondicionalmente. Ese pibe ya gano el respeto de sus amigos y conocidos, ya no lo cargan como cuando era chico, porque solo los necios amargos son capaces de no reconocer lo que es un verdadero hincha, porque ese pibe tuvo una infancia y adolescencia difícil y distinta a los demás; él no tiene la pieza con póster de campeonatos como aquellos que solo compran el diario el día después, el no tuvo esa desgracia, a el por suerte la vida le enseño a amar mas allá de la lógica, a dar sin recibir y es hora de recibir, es hora de que ese pibe tenga el premio, el premio que se merece el y toda esa gente, esa gente que fue llamada la "Hinchada del milenio", esa gente que mantuvo siempre arriba en la tabla del pueblo a su querido club, que ha dejado todo por esos colores y que tiene un sueño que le da vueltas en la cabeza desde que nació y que nadie puede imaginar, solo ellos lo llevan adentro, solo ellos saben lo que ese día puede pasar. Ese día esta por llegar, ese pibe no lo quiere para poder cargar a los demás, esta mas allá de todo, seria la erupción de euforia que lleva a dentro cada uno de los académicos, será algo que no se puede contar, se sabe que por dentro todos menos uno quieren que pase y cuando pase, y cuando pase... ese pibe, ese nene, ese hombre, ese viejo, esa chica se unirán en un solo grito que los marcara por el resto de sus vidas... EN EL ESTE Y EL OESTE, EN EL NORTE Y EN EL SUR, BRILLARA BLANCA Y CELESTE LA ACADEMIA RACING CLUB.
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